Formación profesional hostelería: hospedando adecuadamente a los viajeros

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En un mundo donde todo está interconectado, viajar nacional e internacionalmente ha pasado de ser una proeza que podía tomar mucho tiempo, a una actividad factible de realizar en cuestión de horas. Por supuesto, esa gente al llegar a su destino busca hospedaje, y mientras más popular sea la localización, más grande será el grupo. Así, quien tenga una formación profesional hostelería de excelente calidad asegura una fuente constante de ingresos.

El concepto de hotel y de los servicios que éstos proveen es sencillo de entender para todos. No obstante, proporcionar un refugio adecuado en tierras lejos del hogar, requiere de personal con formación profesional. El mismo debe saber actuar como equipo, atendiendo rápidamente cualquier situación y asegurando el confort de la clientela.

Algunos aspectos a manejar en un establecimiento de hostelería

  • Habitaciones: mínimo contendrá una o varias camas para descansar, un armario para las pertenencias, una mesa pequeña en la cual colocar objetos, una silla y un lavamanos. Los hoteles de lujo suelen contar igualmente con baño, reloj despertador, teléfono, televisor y ahora, el anhelado acceso a Internet.
  • Limpieza: aunque una buena infraestructura es esencial, se necesita de más elementos que garanticen el éxito. Una higiene permanente y minuciosa es imprescindible, para asegurar la paz mental y la salud de los clientes. Hay que considerar la posibilidad de que microorganismos patógenos se hallen presentes.
  • Alimentación: la mayoría de los hoteles incluyen, al menos, un restaurante. Este servicio representa un alto porcentaje de ganancias para la empresa, ya que sirve también a los habitantes de la localidad y no solamente a los huéspedes.

El personal que allí labora debe poseer la formación obligatoria en estos establecimientos, entre ellos el certificado de manipulación de alimentos y conocimientos sobre alérgenos y dietética. Asimismo, el equipo de cocina tiene que estar preparado para enfrentar eficientemente los momentos de mayor afluencia, por lo general, almuerzo y cena.

Alcanzar fama y renombre exige además de otros ingredientes no mencionados, que den ese toque característico y único de las grandes instituciones. Sin embargo, mientras no se descuiden los básicos, ni se olvide que lo importante es el cliente, la travesía es posible y rentable.