Comúnmente, son muchas las parejas que están trabajando, estudiando o siguiendo alguna clase de meta personal, que les consume gran parte de su tiempo durante el día. La sociedad actual nos empuja a seguir aprendiendo, adquirir nuevas habilidades y mejorar profesional y personalmente. Y es posible evidenciar esto desde la temprana edad, pues cada vez son más los niños que asisten a un centro de educación infantil en sus primeros años de vida.

Aunque la aparición de estos lugares tuvo su origen en cuidar a los pequeños mientras ambos padres salen a trabajar, también pasó a ser apropiado en su formación y, eventualmente, se ha vuelto normal que todos los menores de 6 o 7 años asistan a tales centros antes de poder ir al colegio.

Parte del aprendizaje empieza en el hogar, ya que allí es donde nuestros hijos comienzan a gatear, caminar, hablar y algunas otras actividades básicas, además de valores como la disciplina, honestidad, respeto, entre otros.

Pero lo que convierte a un centro infantil en una opción ideal es que, a través de juegos didácticos y canciones, los niños son capaces de comenzar a aprender sobre el vasto mundo que los rodea e interactuar entre ellos con otros infantes de su misma edad.

Es por ello que, incluso en los casos en los que uno de los progenitores se encuentra en el hogar todo el día, permitiéndole encargarse de enseñarle a su hijo sobre estas cosas, se suele recurrir a estas instituciones, puesto que las lecciones son amplias y la interacción social es insustituible.

Estos modelos favorecen a todos por igual de múltiples maneras. Las tendencias profesionales actuales son exigentes, y requieren de una gran cantidad de tiempo y concentración. Por ello, no son pocas las mujeres (u hombres) que han terminado descuidando su vida laboral por cuidar de su niño.

No obstante, tras el primer año de vida, existe ya la posibilidad de reanudarla durante el día mientras el niño asiste a una guardería o centro. De esta forma, comenzará a estar con gente diferente, lo que le permitirá descubrir, ser tolerante y divertirse, en un ambiente distinto de la casa hasta la hora de salida.